sábado, 15 de mayo de 2010

Infografía: el alto costo de la marea negra

Ya se derramaron en el Golfo de México más de 14 millones de litros de petróleo. ¿Cuáles son los límites entre la demanda de combustible y la sobreexplotación?

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El derrame de petróleo causado por British Petroleum (BP) en el Golfo de México coloca al presidente de Estados Unidos, Barack Obama, en una difícil encrucijada. Lo obliga a dilucidar entre una política que atienda la creciente demanda de combustible en su país y la promoción y exploración de nuevos lotes en zonas antes protegidas (como ya lo había anunciado), o la búsqueda de otro camino y la limitación de la explotación de estas zonas para garantizar, así, la seguridad del frágil ecosistema marino.

Desde que el jueves 22 de abril la plataforma petrolera de BP explotara y se hundiera frente a las costas de Louisiana, ya se habrían vertido al Golfo de México más de 14 millones de litros de petróleo. La Guardia Costera estima que el pozo sobre el cual se encontraba la plataforma podría estar vertiendo cada día más de 5.000 barriles de crudo, es decir 800.000 litros diarios.

Este accidente —cuyo origen aún no se conoce oficialmente— no es aislado. Según la agencia gubernamental de Servicios de Administración Minera, solo en el Golfo de México se han registrado 858 incendios y explosiones durante los últimos 9 años.

Los costos de este desastre ecológico son enormes. Por lo pronto, de acuerdo con la información del Departamento de Vida Silvestre y Pesca de Louisiana, son alrededor de 400 las especies que podrían verse afectadas por el derrame de petróleo. Entre ellas, el cachalote, el manatí y el alcatraz. Se ha detectado también que el impacto alcanza a otras especies que viven en la parte superficial del mar, como las tortugas, los delfines y las ballenas, que deben salir a la superficie para poder respirar. Al entrar en contacto con el petróleo, sus vías respiratorias pueden obturarse.

Las pérdidas económicas son incalculables. Son 90.000 las personas en Louisiana que trabajan en el sector pesquero y que ahora no pueden laborar porque, mientras el derrame persista, se ha prohibido la pesca. La industria pesquera de Louisiana es la segunda más grande del país.

Desatado el desastre, los ojos acusadores están puestos en el sector privado. Y son tres las empresas involucradas. Además de BP, responsable de la explotación, se encuentran Deepwater Horizon, la contratista que realizaba las tareas de exploración y perforación, y Transocean, la dueña de la plataforma.

Lo que esta tragedia ha dejado también en claro es el notable impacto político: el Gobierno Estadounidense ha reconocido que en adelante se evaluará en qué zonas buscarán perforaciones futuras.

Tomado de ElComercio.pe Domingo 09 de mayo de 2010 - 09:13 am


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